martes, 20 de octubre de 2009

10 libros d(e) CF m(e)xicana: Guía d(e) l(e)ctura

por Miguel Angel Fernández Delgado

Todo aquel que apenas se entere de la existencia de la casi desconocida ciencia ficción mexicana, tenderá a pensar, al leer el título de la presente colaboración, que mi dilema consistió en encontrar antes que en seleccionar los diez mejores títulos para recomendarlos. Pues no, mi problema no fue la escasez sino la abundancia de material, pues el primer obstáculo para conocer la producción de nuestros autores consiste en el temor de las editoriales, por esnobismo o ignorancia, de etiquetar el material como ciencia ficción.

No puedo presumir de conocer todos los títulos de la ciencia ficción mexicana, aunque el tema me haya ocupado ya casi diez años de mi vida. En la medida de lo posible, he procurado presentar lo más representativo de las diferentes épocas y no repetir autores. Solamente hay tres títulos anteriores a 1990. La mayoría han aparecido en los últimos quince años.

El límite de diez libros me obligó a dejar fuera por lo menos tres novelas importantes y una colección de cuentos —Destruyan a Armonía de Juan Guerrero Zorrilla, La destrucción de todas las cosas de Hugo Hiriart y Breve eternidad de Federico Schaffler—. Además, cualquiera que conozca a medias el panorama de la ciencia ficción mexicana notará la ausencia de José Luis Zárate. La omisión se debe a que sus novelas de ciencia ficción no han sido editadas o distribuidas en México y la más reciente, ganadora del premio Mecyf en 2004, no ha sido publicada todavía. Quería incluir su antología personal Hyperia, pero el límite aritmético ya no me lo permitió. Algo similar ocurrió con Bernardo Fernández (Bef).


Eugenia: Esbozo novelesco de costumbres futuras (1919), de Eduardo Urzaiz Rodríguez


Novela de uno de los primeros psiquiatras en el país, en cuya introducción desafía a quien dude de su cordura por haber imaginado un futuro en el que Villautopía (la Mérida del porvenir) es la capital de la Subconfederación de Centro América. El título hace alusión al proyecto de eugenesia gubernamental, en el que solamente pueden engendrar los hombres y mujeres que han sido elegidos reproductores oficiales, aunque la patria potestad la conserva el Estado. Si esta descripción recuerda Un Mundo Feliz (1932) de Aldous Huxley, habrá que advertir que la novela de Urzaiz pintó un panorama más optimista, inspirado por las ficciones raciales de la filosofía positiva, con poco más de una década de anticipación.


El réferi cuenta nueve (1943), de Diego Cañedo


La Segunda Guerra Mundial en México fue más un conflicto cultural que militar. La opinión pública apoyó, casi por partes iguales, a ambos bandos. El arquitecto Guillermo Zárraga, quien ya superaba los 50 años, bajo el seudónimo de Diego Cañedo, decidió comenzar entonces su carrera literaria con una larga novela en la que los protagonistas descubren el manuscrito con el diario del superviviente de una invasión alemana a México. Alfonso Reyes la reseñó con elogios y Ross Larson, autor de la primera tesis doctoral sobre la ciencia ficción en México, la calificó de ‘impresionante’.

Mejicanos en el espacio (1968), de Carlos Olvera


El año de la Olimpiada en México y de la matanza de estudiantes del 2 de octubre de 1968, cuando los ingenuos creían que el país estaba más cerca del primer mundo y del espacio que nunca, Carlos Olvera apareció como finalista con este título en un concurso nacional de novelas. Esta sátira de la ‘modernidad nacional’ que pertenece al movimiento de la literatura de la onda, cuenta las aventuras del Teniente Raúl Nope, un mexicano del siglo XXII que trabaja en una nave de la fuerza espacial mexicana, con bases en todo el sistema solar, que su propio autor definió como una obra de ‘ciencia-comic-chotis-ficción’.


Las máquinas espirituales (1991), de Ernesto de la Peña


Con cuentos escritos para satisfacer el amor de su hijo por las máquinas o el de sus hijas por comprender el destino humano y la realidad, uno de los más grandes eruditos mexicanos elaboró esta memorable antología personal. Sus simples títulos invitan a la lectura: “El síndrome de Branchefemelle”, “El dueño de las figuras”, “Los constructores de la torre”, “El engañoso estrefoscopio de Kleberey”, “El columbario”, “Las tareas del doctor Newton” y “El arte de oír”.



La primera calle de la soledad (1993), de Gerardo Horacio Porcayo

El Zorro, un pirata informático, se ve envuelto en un conflicto con un estado totalitario, mezcla de empresa privada y secta religiosa, por lo que tendrá que pasar una temporada en una colonia penal en la Luna y muchas otras aventuras. Novela con la que la corriente ciberpunk llegó a México, pero con una indudable impronta nacional. Es notable la capacidad de Porcayo para inventar religiones y para narrar con oraciones breves.




Laberinto (as time goes by) (1995), de Gabriel Trujillo Muñoz

Por error, un experimento científico destruye el universo tal y como lo conocemos. El proceso de ‘derridación’, que en forma continua deconstruye la materia y la energía, obliga a la humanidad a reconstruir su historia e identidad desde el comienzo. Un claro homenaje a Jacques Derrida y a los filósofos de la posmodernidad, a la película Casablanca y al cine en general. Premio Estatal de Literatura en la categoría de novela.

El dedo de oro (1996), de Guillermo Sheridan

En el año 2029, en el cielo de la ciudad de México ya es costumbre observar una nube de smog que no permite el paso de los rayos del sol. La Ciudad Alta y la Ciudad Baja dividen a la población. Estados Unidos, Japón y Europa se cobran la deuda externa con parte del territorio nacional, y el presidente es incapaz de imponer sus decisiones, pues se lo impide el líder-cacique Hugo Atenor Fierro Ferráez, que resulta ser un cyborg del centenario Fidel Velázquez. Una sátira bien lograda que proyecta los últimos años del régimen de gobierno priísta.

El futuro en llamas: cuentos clásicos de la ciencia ficción mexicana (1997), compilado por Gabriel Trujillo Muñoz

Antología que hace un notable esfuerzo por recuperar lo que, hasta entonces, se creía lo más representativo de la producción mexicana de cuentos de ciencia ficción desde sus orígenes. Contiene obras inencontrables y clásicos como “México en el año de 1970” de Fósforos, “Un viaje celeste” de Pedro Castera, “El buque negro” de José María Barrios de los Ríos, “La última guerra” de Amado Nervo, “La conquista de la Luna” de Julio Torri, “Cómo acabó la guerra en 1917” de Martín Luis Guzmán, “Neocentauro” de Jesús Martínez Sotomayor, “Baby H. P.” de Juan José Arreola, “Llamaradas para fechas vacías” de Paco Ignacio Taibo II, “Árbol de la vida” de Edmundo Domínguez Aragonés, “La pequeña guerra” de Mauricio-José Schwarz, y “El que llegó hasta el metro Pino Suárez” de Arturo César Rojas.


Pisot: Los dígitos violentos (2000), de Isaí Moreno Roque

Un asesino serial de la Nueva España, con una marcada obsesión por los números, consigue viajar en una máquina del tiempo al México actual, donde utiliza computadoras para continuar con sus crímenes. Una obra que mezcla con acierto la historia nacional, el misterio, el crimen y la alta tecnología. Premio Nacional Juan Rulfo para Primera Novela 1999.


Visiones periféricas: Antología de la ciencia ficción mexicana (2001), compilado por Miguel Ángel Fernández Delgado

No se trata de cerrar esta lista con autoelogios, sino de ofrecer otra muestra de la narrativa corta nacional. Este intento por reunir algunos de los mejores cuentos de ciencia ficción mexicana del siglo XX obtuvo el Premio Sizigias 2001 a la mejor antología, y fue elegida por la Secretaría de Educación Pública de México como libro de lectura para todas las escuelas secundarias del país.








Miguel Ángel Fernández Delgado (1967) es abogado, historiador, investigador y experto en el tema de la ciencia ficción mexicana.

1 comentario:

  1. Yo busqué Pisot, los digitos violentos, cuando todavía no se llamaba así, creo. Por todas las librerias de Puebla, y nada. Somos pocos lectores en Mexico y todavía pasan estas cosas: El libro que buscas, debería imprimirse bajo demanda, como ocurre en los paises de primer mundo-.

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