por Bernardo Fernández Bef
“It´s the end of the World as we know it... and I feel fine”, cantaba R.E.M. a mediados de los 90. Y aunque nunca fue mi banda favorita, debo reconocer que la rola era buena y viene a cuento con esta lista.
El futuro nos alcanzó. Rebasamos el mítico año 2000 y seguimos sin tener autos voladores ni hoteles de quince estrellas en la Luna. ¿Qué pasó, en qué momento nos cambiaron a Los Supersónicos por Futurama?

La frase “el futuro ya no es lo que solía ser” se volvió lugar entre los cienciaficcioneros de fin de siglo. Parecía que el optimismo tecnólatra de Isaac Asimov no tenía lugar en medio de un mundo cuyos referentes ideológicos se habían derrumbado apenas en 1989.
¿Qué lugar le queda a la ciencia ficción en este, el mundo del futuro que habitamos los nietos de quienes lo soñaron? Para tratar de ayudar a contestar esa pregunta, elaboro la siguiente lista. No pretende de modo alguna ser exhaustiva (ninguna lista de diez títulos puede serlo) ni englobar a los mejores títulos del género. Digamos que simplemente es una guía de lectura de novelas anglosajonas para un género que por momentos parece agonizar, en tiempos de la post post post modernidad.
1) 1984, George Orwell, 1949. Vigente como nunca. La gran distopía del siglo XX, a mi gusto muy superior a Un mundo feliz de Aldous Huxley. Orwell imaginó que de seguir las cosas como iban, Inglaterra acabaría convertida en una dictadura totalitaria, y si no lo hizo, en un pequeño porcentaje fue gracias a la publicación de esta novela. Pero el bombardeo mediático de información basura y la vigilancia de Gran Hermano (concepto convertido en mierda por los reality shows) están aquí y ahora. Inquietante y bellamente escrita por un veterano voluntario de la Guerra Civil española. Disponible en español en múltiples ediciones escolares.

2) Crash, J.G. Ballard, 1973. Hay quien ubica a Ballard junto con William Burroughs y Jean Genet como los únicos autores de literatura punk. Cierto o no, de los tres me quedo con don James Graham, ¡ay! recientemente fallecido y de su extensa bibliografía, con esta inquietante novela sobre un grupo de personas que sólo pueden alcanzar el clímax a través de los choques de autos, convertidos éstos en singulares prótesis mecánicas. La versión cinematográfica de David Cronemberg es impecable, pero nada como leer al más retorcido de los novelistas ingleses contemporáneos. En sus novelas asistimos a una espiral de degradación social que no acaba al cerrar el libro. En el mismo tono, hay que leer High Rise (Rascacielos), ambas editadas en español por Minotauro.

3) Software, Rudy Rucker, 1982. Rucker es matemático y profesor de la Universidad de San José en California. Miembro del contingente cyberpunk original, incluidos en la antología Mirrorshades, es quizá el más interesante al lado de Gibson y Sterling. En la novela, la primera de una tetralogía completada por Hardware, Wetware y Realware, Rucker nos presenta a Cobb Anderson, veterano programador de computadoras creador de los boppers, robots dotados de un algoritmo de libre albedrío, primeros en romper las leyes de Asimov y creadores de una sociedad posthumana en la Luna. Agradecidos, los boppers ofrecen a su creador la inmortalidad a través de la digitalización de su personalidad (el software del título). Plagada de referencias pop, fue uno de los cimientos de la literatura posmoderna de ciencia ficción. La novela, hoy tristemente relegada al olvido, fue traducida por Martínez Roca en los ochenta.
4) Neuromancer, William Gibson, 1984. Las has leído aunque no la hayas leído. Y si no lo has hecho, ya ni la chingas.
5) Schismatrix, Bruce Sterling, 1985. Si William Gibson fue el padre del cyberpunk, Sterling fue la madre. Quizá este hecho y su militancia en el género, contrapuesto a la migración de Gibson a la literatura seria, lo ha relegado al ghetto de la ciencia ficción. Él fue quien antologó Mirroshades, la antología cyberpunk por excelencia (editada en español por Siruela). Y si bien me parece mucho mejor cuentista que escritor de novelas, Schismatrix merece ser incluida en esta lista por dos razones. La primera es que es prácticamente la única space opera cyberpunk, en la que en un futuro lejano la humanidad se ha dividido en dos subculturas, los Formadores, partidarios de las modificaciones orgánicas inducidas genéticamente y los Mecanicistas, quienes intervienen sus cuerpos a través de prótesis y neurorredes (¿suena familiar?). Ambos grupos luchan por el control del sistema solar. La segunda razón es que Sterling es un autor de gran oficio, que por momentos logra crear auténtica belleza donde otros autores, Larry Niven por ejemplo, sólo hacen descripciones técnicas. Editada en español por Bibliópolis.
6) Snow Crash, Neal Stephenson, 1992. Para muchos, la novela que habría de sepultar al cyberpunk. En sus páginas, llenas del humor y desparpajo que quizá le falten a sus predecesores generacionales como Gibson y anexas, Stephenson plantea un mundo gobernado por corporaciones y franquicias donde la internet ha sido remplazada por el Metaverso, entorno virtual bastante parecido al Second Life actual. Hiro Protagonist, hacker y repartidor de pizzas, descubre junto con Y.T., una mensajera que se transporta en una patineta motorizada, que hay un nuevo virus en la red, el devastador Snow Crash del título. Y esa es una groserísima reducción de su delirante historia. Con cada párrafo atiborrado de ideas, la narrativa está escrita en un estilo vertiginoso que lo mismo abarca criptología que mitología sumeria. Situada en un punto indeterminado de inicios del siglo XXI (¡ja!), fue la primera novela que se atrevió a ir más allá de los clichés planteados por los primeros cyberpunks. Una joya heroicamente traducida al español por Juanma Barranquero para Gigamesh.
7) Random Acts of Senseless Violence, Jack Womack, 1994. El derrumbe de la sociedad norteamericana es presenciado por Lola, una niña adolescente que registra acuciosamente el proceso en su diario. Hija de una familia acomodada de Nueva York, Lola da cuenta de la degradación que sigue al colapso económico en un futuro cercano. La violencia comienza a surgir al tiempo que su familia se desintegra. Poco a poco, la propia Lola va entrando en la dinámica de violencia, convirtiéndose en una sobreviviente a costa de lo que sea. Ballardiana de hueso colorado (sus personajes siguen procesos similares), se trata de una novela y un autor que merecen más lectores. Desgraciadamente no está traducida al español.
8) The Chronoliths, Robert Charles Wilson, 2001. Autor canadiense que poco a poco va ganando reconocimiento (fue merecedor del Hugo en 2005). Enfocado en la llamada ficción social, y sin brindar complicadas explicaciones técnicas al estilo de Robert Heinlein, por ejemplo, el autor muestra un temprano siglo XXI cuya tranquilidad es interrumpida por la aparición de los cronolitos, grandes torres de un material indestructible que surgen de la nada, arrasando todo a su alrededor en un extraño esquema terrorista (es de hacer notar que la novela se publicó antes del 9/11). Con la misteriosa inscripción en chino de la palabra Kuin como único mensaje, los cronolitos parecen haber sido enviados desde veinte años en el futuro. ¿Suena extraño? Y eso es apenas el primer capítulo de esta exploración que Wilson, nacido en California pero emigrado a Toronto, hace en la sociedad norteamericana al lidiar contra este enemigo invisible. Disponible en español en La Factoría de Ideas.
9) Altered Carbon, Richard K. Morgan, 2002. Combinando elementos del cyberpunk con la novela policíaca hardboiled, Morgan sorprendió a propios y extraños con esta novela protagonizada por el mercenario Takeshi Kovacs, con la que Morgan inicia una serie de libros en la mejor tradición del género policíaco. En el siglo XXVI, la teconología ha dado lo que ninguna religión organizada pudo: la inmortalidad a través de la digitalización de la personalidad, lo que ha permitido a la humanidad extenderse por toda la galaxia en un delicado equilibrio político plagado de complots y conspiraciones. En ese entorno, Kovacs se verá envuelto en una intriga demencial, en un mundo donde la vida humana no vale absolutamente nada. Publicada en español por Minotauro.
10) Down and Out in the Magic Kingdom, Cory Doctorow, 2004. Doctorow, el enfant terrible canadiense de la ciencia ficción, relevo generacional del género al lado del inglés China Mièville, crea una de las distopías más extrañas que se hayan escrito recientemente. En un mundo donde la super abundancia ha resuelto la vida de los ciudadanos, éstos se ven condenados al más colosal de los aburrimientos, hasta que uno de ellos decide emprender una auténtica labor quijotesca: defender la casa encantada de Disneyworld de las fuerzas modernizadoras que pretenden renovar el juego. ¿Suena extraño? Sólo es el inicio. Doctorow ha decidido liberar todos sus libros en formato electrónico, que se pueden bajar de su sitio, www.craphound.com, y por si fuera poco, hay una edición en español disponible para bajar en PDF de su editor en España, el granadino Grupo Ajec, en http://webs.ono.com/melmek/colecciones.htm.

Esta lista es apenas un bosquejo de lo que los autores activos están haciendo dentro del género. Deliberadamente dejé fuera a los autores formales que recientemente se han adentrado en las convenciones de la ciencia ficción (como Cormac McCarthy en The Road o Margaret Atwood con The Blind Assasin) así como a otros autores interesantes, entre los cuales se puede nombrar a Lucius Shepard, Kathe Koja, Joe R. Lansdale y Neil Gaiman, todos ellos brincadores de géneros que han sido traducidos al español.
Sobre los autores mexicanos que siguen entrándole sin miedo a este tipo de historias... bueno, creo que eso se merece su propio artículo.
Quizá alguien lo escriba veinte minutos en el futuro.
Bef es escritor y dibujante de cómics. Su libro más reciente es la novela—de ciencia ficción, por supuesto— Gel azul (Suma de letras, 2008).